Se trata de un trayecto que comunica un agujero dentro del ano (orificio interno) con la piel al lado del ano. Normalmente presenta aquí otro agujero que puede supurar o manchar sangre (orificio externo).
Es una enfermedad compleja y que requiere ser valorada por un proctólogo con gran experiencia, ya que las fístulas cruzan los esfínteres anales (son los músculos que al contraerse evitan que haya fugas o pérdidas de gases o heces) y debe evitarse su lesión para no tener complicaciones más graves.
Las fístulas más sencillas, pueden tratarse mediante fistulotomía, que consiste en abrir el trayecto para que éste cicatrice de forma progresiva. La probabilidad de curación de la fístula si se puede realizar esta operación es altísima.
Cuando esto no se puede hacer porque la fístula atraviesa de forma profunda los esfínteres, a menudo requiere la colocación de un fino drenaje (setton o sedal de drenaje) para sanear el trayecto. Al hacer esto, en una segunda operación la probabilidad de que la fístula cure es mayor.
Para intentar curar la fístula una vez saneada, existen varias operaciones posibles.