Las hemorroides son unas formaciones vasculares en el ano, como almohadillas, presentes de forma natural en todas las personas. Existen hemorroides internas y externas y producen diferente clínica si “crecen más de lo habitual”.
Son externas, si dan algún problema, suele ser por trombosis. Ello produce dolor. El episodio suele durar un máximo de dos semanas. Sólo se recomienda operar si se producen episodios de trombosis con frecuencia o por las molestias (o estética) que dejan “los pellejos cutáneos” que pueden redundar en el ano después de un episodio agudo. En estos casos hay que extirpar esos nódulos.
Por otro lado, también las hemorroides internas pueden dar problemas. Por determinadas causas, pueden descolgarse y producir síntomas como el sangrado, sensación de pesadez, picor y de ocasionalmente dolor o molestias anales. Es lo que la gente llama coloquialmente “tener almorranas”.
Existen varios grados de hemorroides internas, atendiendo al desarrollo de las mismas con la deposición.
No todos las hemorroides internas que producen síntomas deben tratarse mediante operación, solo si el tratamiento que pauta el proctólogo no calma los síntomas.
En esos casos, existen varias técnicas y debe dejarse guiar por la opinión del especialista.
La ligadura de hemorroides (o banding hemorroidal) consiste en colocar una goma elástica en su base para estrangularlas. Al cabo de unos días se desprenden con el tejido sobrante. Puede emplearse en varias sesiones y tiene muy pocos efectos secundarios si se realiza correctamente.
La hemorroidectomía (técnica de Milligan Morgan) es la cirugía más realizada hasta la actualidad. Consiste en quitar los grupos hemorroidales principales mediante un bisturí eléctrico. El empleo del láser en estas circunstancias no ha demostrado ser más eficaz. El efecto secundario más frecuente es el dolor anal. El pico de máximo dolor se suele producir entre la primera y la segunda semana. Realizada por especialistas en proctología es la técnica más eficaz y con escasas complicaciones. Estas pueden ser la pérdida de gases o heces y el cierre excesivo del ano (estenosis anal).
En los últimos años se ha desarrollado una técnica que ha demostrado producir menos dolor. Se trata de la desarterialización asociada a hemorroidopexia (THD). En esta operación, localizamos las arterias que nutren las hemorroides mediante ecografía doppler para tapar el riego sanguíneo y luego ascendemos la mucosa, para que el resultado final sea la disminución del prolapso. Es una operación sin heridas externas.